jueves, 10 de junio de 2010

La puerta de cristal

Cierro los ojos sin querer una vez más... Aun no entiendo porque tengo que hacerlo...

Estoy tumbada en una cama en la que alguien me abraza... Miro al techo... Me resulta familiar... Miro a mi derecha y esta ahí... Otra vez... Huelo su pelo y me vienen un montón de recuerdos de golpe. Le miro y le toco la cara como lo hacía hace no demasiado tiempo. Le despierto con un beso como lo hice muchas veces en la misma cama. Me mira y me hace una señal para que no haga ruido. En la habitación hay más gente, no podemos despertarles. Nos levantamos y pasamos por el medio de los dos que están tumbados en la cama, sorteando antes la mesa que dejamos a la derecha. Sin decirme nada me da la vuelta y me pega a la pared. Me besa sin parar como tantas veces hizo en el mismo sitio. Se separa y me mira, abre la puerta de la calle y me hace salir. Me cierra la puerta, el ya no está, está al otro lado. Grito sin parar mientras golpeo la puerta. Nadie me abre. De repente la puerta se hace de cristal. Le veo mirándome. Le grito una y otra vez. Necesito que me abra esa puerta, que vuelva a besarme otra vez, que todo este como estaba. Me mira como siempre lo hizo, con sus ojos, su mirada, me dice que no tiene otra opción.

¿Qué he hecho? No lo entiendo, no lo se, pero es culpa mía. Yo lo he estropeado todo. Tu estas al otro lado y, mientras me miras sin hablar, yo sólo lloro, pensando que todo es culpa mía...

Me despierto de golpe. Me he asustado... Estoy llorando, otra vez... Basta ya!! Necesito no dormir... O dormir siempre, sin soñar, sin pensar... Necesito que no duela tanto y sin ti, es imposible...