domingo, 28 de marzo de 2010

La luz que no miraba



Mire a mi al rededor y todo estaba oscuro. Corría y corría buscando un ápice de luz sin saber donde estaba. Todo se movía sin saber porque, el suelo parecía no parar y yo no podía sujetarme. Una de las sacudidas me tiró al suelo y ya no quise levantarme, no quise luchar.

Durante mucho tiempo solo lloraba sin poder moverme. El miedo no me dejaba. Me tumbé en el suelo y durante años, me quedé ahí mirando a esa extraña oscuridad.

Algunos días miraba al vacío y creía que le encontraba. Me frotaba los ojos y ya no estaba. Perdí la ilusión y las ganas.

Una mañana, sin saber porqué abrí los ojos y le ví. No me lo creia. Era la luz que estaba buscando. Me levante sin saber cómo y corrí hacia ella. Quise alcanzarle. Ella me miraba, me hablaba, me sonreía.

La ilusión volvió a aparecer. Las ganas de levantarse hicieron que todo recobrara sentido. Ya no estaba allí, ¡¡volvía a ver!!

De repente me paré. Le observé sin saber que pasaba. Un sentimiento extraño recorrió mi cuerpo. Ella me toco, yo le abracé y mientras me hablaba me desperté.

Todo había sido un sueño, la luz no estaba, la ilusión se fue apagando, y tú ya no me mirabas.

- Maldita idiota, nunca lo alanzarás -me dije.- Los sueños siempre serán eso, sueños, este sólo era uno más. Uno de esos, que no pasan.